325. Parada obligada

Hace unas semanas senti un fuerte dolor en la espalda, a la altura del hombro; entre éste y el cuello. Era un dolor singular, parecía más bien una quemadura. Como no obedeció al típico gel antiinflamatorio y anañgésico que me apliqué esa noche, partí al médico. Me examino a la antigua: tocando y haciendo preguntas. Me dijo que tenia una neuritis, una inflamación de un nervio. En este caso, un nervio intercostal.
Me envió a que me hicieran una ecografia de partes blandas.
Me sorprendió que este examen no fuera de la espalda o la costilla si no del hombro.
Cuando terminé de tomar los analgésicos que me dio, volví con el resultado del examen. Y resulta que tenía el hombro muy comprometido, inflamación y rotura de un tendón, acumulación de líquido, inflamación de la vaina del otro tendón...incipiente desgaste de la articulación.
Lo más increíble es la ausencia de dolor. Una molestia que yo describiría como una pesadez en el hombro al levantar los brazos por encima de la cabeza.
Y quién se iba a imaginar todo lo que estaba mal debajo de la piel!
El médico me dijo que descansara del tejido por unos días, y...la verdad...con los analgésicos y relajantes musculares que me dio... la ansiedad de tejer estaba muy disminuída. También me indicó 10 sesiones de kinesioterapia. Luego de lo cual el kinesiologo indicaría la necesidad de ver al traumatólogo.
He asistido religiosamente desde este lunes pasado. Nunca habia pasado por el kinesiólogo y, no sabía de que se trataba la terapia. En este caso consiste básicamente en masajear y activar los músculos asociados. El profesional usa ultrasonido, calor y estimulacion electrica, para terminar con ejercicios para recuperar la fuerza de esas estructuras.
Le pregunté al kinesiólogo de donde venia la lesión, que si podría estar relacionado con el tejido y me dijo que el lo absoluto. Esta lesión se produce por movientos, fuerzas mal hechas por encima de la cabeza... un alivio y el fin de tomar a la pequeña en brazos.
Además de ser agradable físicamente, el hecho de dedicarme esa fracción de la mañana a hacer algo por mí, ha sido reconfortante, especialmente en esta época del año. El efecto de esos masajes profundos con ultrasonido y electrolisis es MUY relajante y he notado que los típicos nudos tensionales de la espalda se han disuelto y he estado durmiendo mejor incluso.
¿Quien iba a pensar que de algo potencialmente tan malo saldría algo tan bueno? Para no mencionar el "aspecto exterior" del terapeuta. ;)